“La sátira es el arma más eficaz contra el poder: el poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos, porque la risa libera al hombre de sus miedos.”
Darío Fo, actor y escritor de teatro italiano ganador del Premio Nobel de Literatura de 1997
El pasado 5 de febrero, Alfonso y Raúl, miembros de la compañía ‘Títeres desde abajo’, interpretaron, en la Plaza Canal Isabel II de Madrid, la obra «La Bruja y Don Cristóbal». Una obra inspirada en el texto El Teatrillo de Don Cristóbal de Federico García Lorca y enmarcada en el género antiguo de los títeres de cachiporras, donde lo políticamente incorrecto, la irreverencia, las palizas y las persecuciones son protagonistas principales. La obra se interpretó en el contexto de la celebración del Carnaval de Madrid, organizado por el Ayuntamiento de la ciudad.
Tras algunos minutos de actuación, diversas personas presentes sintieron que las escenas mostradas eran excesivamente violentas y no adecuadas para el público infantil que en aquellos momentos estaba como público. Sobre todo, llamó la atención una pequeña pancarta que mostraba el lema «Gora Alka – ETA» y un cuadernillo exhibido por los títeres en cuya portada se podía leer «Contra la Democracia». Se llamó a la policía y ésta procedió a la detención de los titiriteros que pasaron a disposición judicial acusados de enaltecimiento del terrorismo. El juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, decretó prisión provisional sin fianza, amparándose en los artículos 502 y 503 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Más allá del debate sobre si el consistorio madrileño o los artistas avisaron de las escenas violentas y la adecuación para un público infantil de la obra, la atención debe dirigirse a la falta de proporcionalidad en la medida tomada y a la interpretación descontextualizada de la pieza teatral. Estamos ante un ejemplo más de la tendencia habitual de criminalización de la disidencia y censura de la libertad de expresión en España, acompañada, en este caso, de una grave vulneración del derecho a la presunción de inocencia. Se ha creado una legislación de excepción en relación con el terrorismo que se generaliza y puede atacar a la ciudadanía disidente y ahora también a planteamientos artísticos. Ésta es la deriva represiva que se está imponiendo en la justicia y que sigue en la línea de las recientes reformas legislativas como la Ley de Seguridad Ciudadana y la Reforma del Código Penal.
Por otra parte, hacemos un llamamiento a los medios de comunicación a no erigirse como jueces; a no atacar la libertad de expresión que se supone que sustenta su propia actividad; a no condenar a estas personas sin más; a que informen de forma equilibrada sobre lo que ocurrió, de tal manera que expliquen cuál fue el auténtico contexto de los hechos en lugar de fomentar linchamientos mediáticos y justificar así una orden de prisión brutal y desproporcionada. Además, queremos destacar como la detención de los titiriteros ha sido utilizada, por políticos y medios de comunicación, como cortina de humo en un momento donde muchos temas de vulneración de derechos humanos por parte del Estado español saltaban a la palestra de la actualidad.
Finalmente, desde Defender a quien Defiende queremos apuntar que:
(1) ENTENDEMOS que en una ficción no puede haber enaltecimiento ni apología. El enaltecimiento es un delito doloso, está sujeto a la intención. Por tanto, debe demostrarse la intencionalidad deliberada de cometerlo a sabiendas de su ilegalidad. Sin dolo no puede haber delito. Aún respetando la independencia de la justicia, destacamos que resulta imposible que alguien tenga intención de enaltecer por sacar una pancarta en la trama de una obra de teatro. Saltarse esto es desconocer el ordenamiento jurídico, convirtiendo el Derecho penal en un auténtico instrumento inquisitorial y no en una herramienta del Estado de Derecho.
(2) DEFENDEMOS la libertad creativa de todas las personas artistas, así como la libertad de expresión. Un derecho estipulado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 19.
(3) DENUNCIAMOS que este es un caso más de la deriva hacia un estado autoritario, policial y represor que entiende la disidencia y la movilización como un “enemigo”. España lleva varios meses sufriendo un retroceso democrático que nos sitúa en un contexto que no se vivía desde hace 40 años.
(4) EXIGIMOS la inmediata liberación de Alfonso y Raúl. La prisión preventiva es una medida que debe ser adoptada solo en casos excepcionales. Aquí, no está justificada. No se dan las condiciones para aplicarla, comenzando por la fundamental: no hay delito.
«La corrección política está destruyendo la comedia. Estamos cerca de vivir en una sociedad sin libertad de expresión, como en una sociedad distópica al más puro estilo Orwelliano».
Jonh Cleese, miembro del grupo Monty Python
* Aquí puedes leer también el comunicado de las compañeras de Legal Sol.